El día de hoy hablaremos acerca de la identidad en la adolescencia y cómo esta influye en la vida de los jóvenes y sus padres. Acompáñanos a conocer todo acerca de ella y aprendamos la razón por lo cual es tan importante tener una personalidad e identidad propia y bien formada.
¿Qué es?
Primero que nada comencemos con lo más básico, la identidad es definida como el centro o núcleo de nuestra psicología, dando origen al “YO”, haciendo énfasis en lo que te diferencia de los demás. Si bien, este núcleo es distinto en todas las personas, suele tener estándares fijos, los cuales deben ser coherentes con la realidad; pues en caso de que sea perjudicial para los demás, no se podrá llevar a cabo la interacción entre los individuos, algo indispensable en la sociedad actual.
Podríamos decir que la “identidad” no se forma en alguna época de nuestra vida en específico, ya que el proceso de formación empieza a funcionar cuando se dan ciertas condiciones, las cuales pueden variar de persona en persona, incluso de un tiempo definido a otro. Teniendo esto en cuenta, la identidad se encuentra formándose y modificándose incluso en este momento, pero… ¿Por qué es tan importante la adolescencia en este proceso?
Durante nuestra juventud, más específicamente nuestra adolescencia, todos los individuos son más influenciables, por lo cual nuestra identidad dará un cambio drástico en comparación a la que teníamos cuando éramos niños. Mientras la adolescencia está transcurriendo, nuestra identidad también se forma de manera más apresurada y compleja, tomando como ejemplo a aquellos individuos que consideremos favorables a seguir.
Cuando esté finalizando esta etapa, nuestra identidad ya tendrá una forma base, por lo cual empezará a trabajar como una especie de fuerza que nos ayuda o perjudica al momento de tomar decisiones, sirviendo como una especie de orientación. A partir de aquí, nuestra identidad influirá en todos nuestros planes, además también estará presente al momento de elegir un proyecto de vida (Ver artículo sobre: Adolescencia en la mujer).
Formación
Por excesivo que suene, la identidad tendrá algún tipo de influencia en prácticamente cualquier cosa en nuestra vida, algunos ejemplos serían; la sexualidad, las ideologías, nuestros valores, ocupación la laboral (o al menos la que deseamos) y las elecciones, entre muchos otros factores. Por estas razones debemos buscar formar una identidad propia, una que sea beneficiosa para nuestra vida.
Casi todos los autores concuerdan que, la identidad es un concepto relativo. Esto significa que, esta será capaz de moldearse, modificarse y finalmente mejorar con el pasar de los años, otorgando a las personas la posibilidad de actuar de maneras distintas dependiendo de la situación que se les presente. La adolescencia tomó relevancia aquí debido a que, los jóvenes tratan de imitar aquello que consideran importante para su desarrollo (pudiendo imitar conductas positivas o negativas).
Al momento de formarse la identidad en la adolescencia, algo imprescindible es su participación y su propio concepto de “sociocultura”, ya que estos ven su participación en la sociedad como algo fundamental al momento de decidir >quien soy<; además, esto varía mucho dependiendo de la cultura que tenga la región, dando aún más diversidad de identidad alrededor del mundo.
A pesar de ello, esto no representa el único factor que llegue a determinar la identidad de una persona. Cada ser humano llegara a formar su identidad tomando en cuenta su participación individual y grupal en la sociedad, pudiendo formarse de distintas formas dependiendo de su personalidad o la dirección que quiere que tome su vida. Además, al momento de formar la identidad de un adolescente hay que tener en cuenta 4 factores que influyen directamente con el desarrollo de la misma:
Construcción
Al momento de intentar construir de manera propia nuestra identidad, sólo podremos conseguirlo de manera efectiva interactuando con los demás. Es literalmente imposible llegar a formar una identidad en aislamiento social, por ende, lo mejor será estar rodeados de individuos. También debe tenerse en cuenta qué tan “beneficiosos” son los individuos que nos acompañarán durante este proceso ya que, durante la adolescencia somos increíblemente fáciles de convencer y lo más posible es que terminemos copiando las conductas, ya sean las positivas o negativas.
Fenómeno social
Por extraño que suene, la identidad es un fenómeno social, el cual tiene como tendencia buscar el “yo ideal” que deseamos mostrar delante de un grupo; en este caso la sociedad a la que pertenecemos. Queramos o no, la sociedad que nos rodee influirá de manera directa al momento de formar quien eres, por ello si creces en una sociedad recata lo más posible es que termines siendo tímido, lo contrario que sucede si te desarrollas en una sociedad extrovertida. También existe la posibilidad que la misma sociedad impone sus bases en tu propia identidad, por lo cual se puede decir que es socialmente construida por la idea que tengan los demás de nosotros (Ver artículo sobre: Cambios psicológicos en la adolescencia).
Subjetividad emocional
La identidad de una persona se ve afectada de manera significativa por el estado emocional en el que se encuentre en ese momento. Dependiendo de si un individuo se encuentra feliz o disgustado, terminará actuando de manera distinta en diversos casos; se puede decir que lo mismo ocurre con la identidad de una persona. Como algo extra, la adolescencia es la edad más emocional que puede llegar a presentar un ser humano (y gran parte de los animales), debido a los múltiples y repentinos cambios emocionales, la identidad en la adolescencia está subjetivamente relacionada con la emoción que presente el joven en dicho momento.
Para que una persona pueda conseguir una identidad “propia” es necesario que aprenda a valorarse y reconocerse por quienes son. Es necesario que el individuo entienda su valor individual y grupal para saber lo positivo y lo negativo de él mismo, y como afecta su persona a los demás. Cuando un adolescente presenta baja autoestima se podría decir que no posee una identidad completa ya que, debido a sus complejos no muestra ni dice todo lo que desea, por lo cual es indispensable valorarse a si mismo para tener una identidad sana.
Dato curioso:
Algo bastante extraño es que, un individuo que no se encuentre con un grupo social no suele poder llegar a presentar una identidad, ya que esta no suele presentarse en casos de aislamiento; razón por la cual, todas sus características individuales llegan a no presentar alguna relevancia o simplemente no pueden notarse. Como se describió anteriormente, para conseguir una identidad sana y correcta es necesaria la interacción directa e indirecta con algún medio externo.
Esto sucede principalmente por que, cuando un individuo se relaciona con otro individuo pueden llegar a verse diferencias físicas y conductuales; debido a esto, todas esas características individuales empiezan a obtener valor, volviéndose en un incremento para la capacidad interacción social. Tomando en cuenta esto, se podría decir que la identidad de los animales (incluyendo los seres humanos) tiene un origen instintivo para poder diferenciar a los individuos cuando estos formen algún grupo.
Crisis
Aunque se considere un problema, la crisis de la identidad que ocurre comúnmente en los adolescentes no es ningún problema o debilidad que sufren los jóvenes, más bien es una transición normal que todos atravesamos en el momento que dejamos la etapa de la niñez para poder convertirnos en adultos. Durante dicho periodo los adolescentes pueden llegar a presentar un gran número de alteraciones físicas en su organismo, terminando en variaciones en su biología. A pesar de ello, también llegan a ocurrir un gran número de cambios a nivel psicológico (las cuales son normales), que podría llamarse como “crisis de la identidad adolescente”.
Incluso con esto, existen algunos adolescentes que jamás pasan por una crisis de identidad ya que, estos fueron capaces de desarrollar dicha madurez durante su niñez y solo llegan a presentar los cambios físicos. Pero, aunque termine padeciendo una crisis de identidad, con el suficiente tiempo puede conseguirse crear una identidad, moldear o inclusive mejorarla. Finalmente cabe resaltar que cualquier persona puede terminar padeciendo una crisis de de identidad, ya sean niños, adolescentes y/o adultos (Ver artículo sobre: Cambios en la adolescencia).
Causas
Lo más común es que una persona empiece a formar su propia identidad al entrar en la adolescencia, lo cual puede conllevar a que ocurran un gran número de contratiempos. Si bien, es en esta época de la vida donde se experimentan más emociones al mismo tiempo, estas suelen ser algo pasajero que suele desaparecer con el tiempo. Las emociones también pueden llegar a verse intensificadas, razón por la cual un adolescente puede llegar a sentirse sumamente feliz por algo común como por ejemplo: El enamoramiento llega a producir un aumento desmedido de endorfinas en nuestro organismo.
La dificultad radica en que, todo lo anteriormente descrito sucede de una manera repentina y con una gran intensidad. Un individuo que se encuentre en estos momentos de desenfreno emocional puede llegar a poseer un sentimiento muy intenso, y posteriormente oscilar a otro totalmente distinto en cuestión de un solo día. A pesar de ello, algunos de estos cambios no son representados por el proceso de madurez mental de un adolescente, es en estos casos de cambios excesivamente bruscos cuando un joven puede llegar a padecer la famosa “crisis”.
Los factores desencadenantes principales son los siguientes:
- Ámbito familiar: disciplina, parientes, diferencia con su etapa infantil, entre otros.
- Ámbito social: Rechazo, amistades, relaciones románticas, entre otros.
- Ámbito cultural: Tradiciones, limitaciones, marginación, entre otros.
- Ámbito individual: Inseguridad, angustia, baja autoestima, entre otros.
¿Cómo saber si es una crisis?
Al momento de llegar la adolescencia, los jóvenes llegan a presentar cambios, los cuales se encuentran englobados en 3 categorías: Físicos, conductuales y emocionales. El adolescente terminará pasando de manera casi segura por alguna etapa que, a vista de los adultos será dañina o por lo menos extraña, pero mientras esta no represente algún daño para el joven, los padres no deberían llegar a asustarse o regañarlos por todo.
Un ejemplo perfecto sería la diferencia del gusto musical, lo cual puede influir de gran manera en cómo desean ser, siguiendo tendencias o incluso cambiando su vestimenta. También pueden ocurrir algún tipo de código moral propio como por ejemplo, unirse a una causa social o empezar a manifestar opiniones personales respecto a la política.
En los casos en que terminen adoptando una conducta que no sea buena para su futuro debemos actuar con disciplina, pero de una manera distinta que cuando eran regañados de niños. Los adolescentes son reacios a las imposiciones, por lo cual, si se les prohíbe hacer algo es casi seguro que se motiven a hacerlo aún más. Por estas razones, las limitaciones que funcionaron cuando eran pequeños serán menos efectivas; es más recomendable encontrar una manera de bajar su interés por su nueva afición (Ver artículo sobre: Embarazo de alto riesgo).
Finalmente los jóvenes pueden llegar a mostrar interés en diversos niveles por temas que puedan parecernos serios o bastante simples, pero esto no significa que esté padeciendo un crisis de identidad, simplemente todavía se encuentra buscando una.
Búsqueda de identidad en la adolescencia
La búsqueda de la identidad comienza desde el momento que nacemos ya que, mientras vamos creciendo obtenemos información y empezamos a moldear nuestro comportamiento. Pero sin duda el punto álgido para poder empezar a formar de manera precisa nuestra identidad es la época de la adolescencia.
Los jóvenes empiezan a crear su propia identidad tomando en cuenta la percepción del “yo” que poseen otras personas, por lo cual, es el momento clave para que los padres empiecen a asociar conductas positivas con sus hijos, comenzando a formar sus habilidades, comportamientos y actitudes, las cuales terminaran acompañándolo prácticamente toda su vida adulta.
Algo que caracteriza con facilidad a los adolescentes y que los diferencia en gran medida en comparación de los niños y los adultos, es su tendencia a formar grupo con que compartan sus interés, estilos, ideales, pasatiempos y demás similitudes. Esto podría calificarse como algo ambiguo ya que, si bien el grupo muestra un signo de diversidad, ya que el adolescente escogió dicho entorno, existe la posibilidad de que el grupo posee conductas dañinas, como puede ser el alcoholismo desmedido o las drogas. Un ejemplo perfecto serían las llamadas “gangas, cholos, bandas y/o tribus urbanas».
Niveles
Los niveles de identidad son casi idénticos para todas las personas, sin importar mucho la edad que tengan. Lo que diferencia a los adolescentes de las demás edades es que, los inconvenientes que puedan suceder relacionados con la identidad ocurren con mayor afluencia durante esta etapa. Volviendo a lo anterior, los niveles de la identidad fueron propuestos por el psicólogo “James E. Marcia”, llegando a nombrarlos en 4 grupos: Exclusión, Moratoria, Logro de identidad y confusión de la identidad.
Exclusión:
Es el primer nivel que puede llegar a presentar la identidad de una persona, siendo este el nivel menos problemático debido a que, no existe una “crisis de identidad”, solo un mero compromiso con algún hábito en específico. La principal razón por la cual una persona no ha terminado en este nivel es la falta de tiempo para pensar en otro tipo de alternativas o por lo menos dudar si es la correcta, por lo cual solo decide aceptar y seguir los ideales de otro individuo.
Los adolescentes que terminan en este nivel de identidad suelen presentar un alto grado de autoritarismo, lo que se traduce como una conducta estereotipada de obediencia excesiva a la autoridad, permitiendo que personas ajenas a su pensamiento tomen el control sobre, prácticamente todo en su vida. Debido a esto, los jóvenes con este nivel suelen ser dependientes, principalmente de sus padres o tutores, además de presentar altos grados de ansiedad. Por el contrario, estos jóvenes suelen presentar felicidad con el simple hecho de estar en familia y no les gusta mucho los cambios en la rutina.
Al momento de hablar de los padres podemos decir que son sobreprotectores, llegando a entrometerse demás en la vida de sus hijos, intentando evitar que estos lleguen a expresar sus sentimientos y cualidades que ellos consideren nocivas; estos padres utilizan la negación como una herramienta para “moldear a sus hijos”, y en caso de que esta no funcione, llegan a utilizar la represión.
Moratoria
El segundo nivel se llama moratoria, también conocido como “crisis sin compromiso”. Es el nivel más común en los que suelen encontrarse las personas más jóvenes, especialmente los adolescentes. Los que están en este nivel tienen en cuenta posibilidades para elegir, por lo cual se encuentra en una lucha para poder decidir que estilo desea terminar aceptando. En esta etapa, el adolescente busca una razón que lo defina, por lo cual se encuentra en búsqueda de un compromiso (Ver artículo sobre: Riesgos de la adolescencia).
Las características principales que pueden mostrar estas personas son un razonamiento moral superior a alguien sin decisión, una autoestima alta o por lo menos lo suficiente para no sentirse inferior a otro individuo, ansiedad excesiva y un enorme miedo al fracaso o al éxito. Cuando alguien llega a este nivel, significa que ha conseguido desarrollar un poco su identidad, por lo cual, se podría decir que poseen altos niveles de identidad propia o “yo”. Por el lado negativo, suelen ser bastante conflictivos con sus padres, principalmente por la autoridad que estos tratan de mostrar ante él.
Los padres al intentar interactuar con dicho adolescente terminan presentando una pelea por la autoridad. El joven desea libertad y ha conseguido la confianza para exigir, por otro lado, los padres intentan guiarlo pero no conseguían encontrar una manera efectiva de hacerlo y pueden terminar tomando una conducta autoritaria.
Logro de identidad
El 3er nivel de identidad es conocido como el logro de identidad o “crisis que lleva al compromiso”. Cuando un adolescente consigue llegar a este nivel de identidad, se puede tomar como un hecho que ha tenido que pasar una “crisis de identidad”, y demás problemas para poder terminar consiguiendo comprometerse con algo. Estos adolescentes se tomaron su tiempo para poder pensar en qué alternativas tienen.
Las personas que tienen un nivel 3 de identidad destacan principalmente por su gran desarrollo de su identidad, por lo cual poseen una alta confianza en sí mismos. También poseen características como; un alto grado de razonamiento y moralidad al momento de tomar decisiones, utilizan un control interno ligado a su identidad para decidir, tienen una increíble confianza en sí mismos, además de una autoestima bastante alta. A diferencia de los niveles anteriores, aquellos que llegaron al nivel 3 son capaces de enfrentar situaciones que denoten estrés o creen algún tipo de fricción emocional.
Los padres suelen tener pocos problemas con este tipo de adolescentes, ya que son casi totalmente autónomos y ellos desean estimular dicha cualidad. También tienden a invitar a sus hijos a probar nuevas cosas y volverse cada vez más independiente, tomando una especie de conducta colaborativa, en vez de una con superioridad. Por el contrario, cuando un adolescente de nivel 3 tiene problemas con los ideales de sus padres, las peleas pasan a segundo plano, pues en estos casos los adolescentes prefieren evitar los problemas y buscan aún más deprisa la independencia.
Confusión de la identidad
El último nivel es conocido como la confusión de identidad o “sin compromiso, crisis incierta”, siendo el nivel final y normalmente una finalización negativa del desarrollo del “yo”. Cuando una persona termina viendo todas sus opciones, las analiza por un tiempo y finalmente no decide elegir ninguna es conocido como confusión de identidad, ya que no son capaces de elegir qué desean.
Los adolescentes que terminan llegando al 4 nivel de identidad sufren dificultades para poder llegar a su etapa de adultez, si bien físicamente lograron conseguir el cambio, todavía no han podido completar su transcurso emocional. Suelen tener como característica principal una conducta infeliz con todo lo que lo rodea, además de ser superficiales, llegando a molestarse o entristecerse con prácticamente cualquier hecho que les suceda.
También suelen intentar aislarse lo más posible. Se podría decir que su “yo” termino bajando por diversos motivos, y como consecuencia también tienen un bajo índice de razonamiento y moralidad. También suelen ser muy inseguros sobre si mismos. Otro problema bastante común en estas personas son su precarias habilidades de cooperación con los demás, llegando a intentar todo solos o simplemente deciden no hacer nada.
Finalmente los padres de estos adolescentes tienen cierto nivel de culpabilidad en el hecho de que sus hijos terminen padeciendo esta confusión. Lo más común es que los padres de estos jóvenes jamás se tomaron la molestia de intervenir de manera positiva y amable en la crianza de sus hijos. El rechazo también puede ser otra de las razones por las cuales los adolescentes terminen en dicho estado. Cuanto esto sucede, los padres no suelen cambiar su comportamiento hacia sus hijos; simplemente los rechazan o los ignoran.
La autoestima
La autoestima está increíblemente relacionada con la identidad de una persona, especialmente si esta se encuentra en la adolescencia. Dependiendo de si una persona posee una autoestima alta o baja, verá de manera distinta como es, en la sociedad y como su “yo” desea ser a futuro. En estos casos el sexo de los adolescentes afecta de manera parcial pues, según datos recolectados por diversos estudios consiguieron demostrar que las niñas bajan más su autoestima que los varones durante la época de la adolescencia.
Si bien ambos se ven afectados, ambos muestran síntomas en diversos casos y diferentes intensidades. A pesar de ello, la identidad no siempre tiene que estar acorde del autoestima de una persona; alguien que se tiene poca estima, aún puede querer verse como alguien importante. Por lo cual, la autoestima se trata de un factor al momento de decidir la identidad de una persona, no un causante directo.
Identidad y autoestima en niñas:
Como explicamos anteriormente la autoestima de los adolescentes afecta su identidad, y esto se ve potenciado más en las niñas, que en los varones. La razón de que esto suceda son diversos factores socioculturales, los cuales hacen a las jóvenes femeninas enfocarse más en sobresalir, y en el caso de fallar son más las señalaciones. Debido a esto las chicas que no estén contentas con ellas mismas pueden empezar a moldear una identidad dañina (Ver artículo sobre: Obesidad en la adolescencia).
Según los datos recopilados, las niñas logran mantenerse sin problemas y con perfecta confianza hasta alrededor de los 11 o 12 años. Posteriormente a dicha edad, sus ideales cambian drásticamente, siendo los principales “estereotipos” de adolescente los causantes de baja autoestima. Cuando la chica se da cuenta que no puede ser llegar a ser ella misma, nota que debe mantener sus verdaderos sentimientos reprimidos y finalmente se obliga a ser algo que no es. Para lograr salir de este ciclo, las jóvenes damas deberán aprender a aceptarse a como son, volviendo a conseguir su confianza y entonces volverán a comenzar su proceso de construcción de identidad.
Por otro lado, esto no sucede en todas las chicas, ningún ser humano es estrictamente igual a otro, por ello es posible que algunas adolescentes jamás tengan problemas en su autoestima y se les haga más fácil moldear su identidad. En este grupo solo se encontrarán las jóvenes que mantuvieron su confianza desde el inicio.
Identidad y autoestima en niños:
Se podría decir que los adolescentes masculinos son menos complicados, ya que estos durante su etapa de transición de niños a adultos no suelen presentar tantos problemas de autoestima como las chicas. A pesar de ello, todavía son mucho mas vistos que en cualquier otra etapa de su vida.
Los chicos suelen terminar basando su autoestima dependiendo del nivel social que poseen en el grupo donde comparten. Un individuo que posee un aspecto dominante y posee varios allegados posiblemente presentará una autoestima elevada. Por el contrario, aquel chico que se encuentre marginado del grupo y no posee amigos, muy posiblemente tenga baja autoestima. Otro factor a tomar en cuenta es la inseguridad de sus acciones, pues dependiendo de estas pueden llegar a tomar decisiones o no, lo cual puede ayudar o retrasar la identidad que estén formando.
Finalmente así como hay menos chicos con autoestima baja que chicas, esto no es una regla en general que siempre se sigue. Dependiendo de cada individuo esto puede invertirse. Sin importar el sexo, la identidad se forma a la misma velocidad en mujeres y hombres, algo que los adolescentes también comparten.
Identidad de género
La identidad de género es algo difícil de resumir pero en pocas palabras es; considerarse de un sexo u otro, teniendo en cuenta diversos factores (el género variante, deseos transexuales, disforia, entre otros), los cuales pueden terminar haciendo que un individuo decida considerarse como un hombre o una mujer, dejando totalmente de lado el sexo que se le haya asignado al momento de nacer. Teniendo esto en cuenta, podríamos decir que el “sexo” se refiere a los genitales que se poseen de nacimiento y la “identidad de género” es la preferencia por considerarse de un sexo, ambos, o cualquier otra derivación.
Como ejemplo podemos utilizar un estereotipo que es casi regla fija en la sociedad. En el caso de los varones, lo más común es que se les de carritos de juguete, pelotas o incluso alguna disciplina deportiva. Por el lado de las hembras, es más fácil encontrarlas jugando con alguna muñeca, que sean delicadas o que pertenezcan a alguna academia de danza. Pero, imaginemos que un individuo haya nacido con un sexo, en este caso femenino y se le termine infundiendo este estereotipo, pero debido a su personalidad o diversas razones termina deseando ser del sexo opuesto. Si este caso sucede, su sexo sería femenino, pero su identidad sexual es la de un hombre.
Visto de dicho modo puede parecer un tema simple pero, la dificultad radica en la gran cantidad de derivaciones de identidad género que puede llegar a experimentar una persona. Puede que en algún momento esa persona quiera ser niño, pero posteriormente desea ser niña, inclusive que quiera ser los 2 al mismo tiempo.
¿Por que en la adolescencia?
Si bien, una persona puede obtener su identidad de género a casi cualquier edad, mantenerla por siempre y/o cambiarla con el tiempo, la adolescencia es el momento en el cual las personas suelen comenzar a conocerse mejor, especialmente en el hecho de formarse como un ser individual y decidir ¿quien soy?. Debido a la búsqueda de identidad que ocurre normalmente en nuestra adolescencia, lo más normal es que terminemos desarrollando algún tipo de afección sobre las conductas que consideramos correctas respecto a nuestro género.
Teniendo en cuenta que desarrollaremos las siguientes cuestiones básicas para poder definirnos:
- Orientación sexual: Es el gusto que sentimos hacia una persona dependiendo de su género. Los más famosos son gay, heterosexual y bisexual.
- Identidad sexual: Se refiere al gusto personal que sentimos sobre nosotros mismos, viéndonos de una forma o otra dependiendo del individuo. Por ejemplo un hombre heterosexual que se ve así mismo como mujer.
Para poder entender un poco mejor, hemos recopilado una lista de los términos utilizados para describir la identidad de género que puede llegar a tener un individuo. Cabe resaltar que, solo se encuentran algunos de los términos utilizados y puede que existan variaciones en alguno de ellos en comparación con sus ideas, por lo cual, esta guía es meramente informativa y no representa una regla fija a seguir.
Género fluido:
Son aquellas personas que durante algún momento del día pueden sentirse totalmente hombres, en el caso contrario totalmente mujer. Pero por algún motivo su visión de sí mismo cambia y puede llegar a revertir esto: hombre>mujer – Mujer>hombre. Esto no significa ser bisexual, debemos recordar que, la identidad de género no es lo mismo que orientación sexual (Ver artículo sobre: Características de la adolescencia).
No conforme:
También conocido como género variante, son todas las personas que deciden no seguir ningún tipo de rol que haya implantado la sociedad. Las personas englobadas dentro de esta lista suelen incluso en algunos casos crear sus propios géneros para definirse a sí mismo, ya que, los actuales no los satisfacen.
Sin definir:
Aquí se encuentra todas las personas que decidieron identificarse como algo que no puede ser representado como una figura masculina o femenina. Lo más común es que se trate de una combinación de la visión de ambos estereotipos, dando como resultado una mezcla de las distintas características que suelen seguir los “hombres y mujeres normales”. Si bien no significa que una persona de “identidad de género sin definir” sea bisexual, gran parte de este grupo se considera sin definir ya que desean ser tanto hombres como mujeres.
Transgénero:
Las personas transgénero son aquellas que llegan a sentirse como siendo visto como individuos del sexo opuesto, pero sin la necesidad de querer actuar como uno. Un error cometido debido a la ignorancia es pensar que todos los transgénero son gay, una mentalidad que se encuentra errada ya que, estas personas desean parecerse de manera física, para ser gay es necesario tener la “orientación sexual homosexual”. Una mujer transgénero puede vestirse de hombre, pero todavía mantener el interés por los sujetos masculinos.
Lo más común es que estas personas utilicen prendas del género opuesto en su propia casa, posteriormente existe la posibilidad de que deseen hacerlo en público o llegar incluso a ser un “transexual” (del cual hablaremos luego). Esta identidad de género puede ser pasajera o permanente dependiendo del nivel de aceptación que uno mismo pueda darle a su nuevo “yo”.
Transexual:
Es bastante parecido a la identidad de los transgénero, con la diferencia de que, ellos si desean mostrar señales de querer cambiar de sexo. Su identidad les identifica como el género opuesto al que nacieron, por lo cual primero cambian su vista sobre sí mismo, luego su físico y posteriormente sus hábitos. Gran parte de los transexuales comenzaron siendo transgénero y posteriormente decidieron completar el cambio.
Algo a tener en cuenta es que, aquellas personas que terminaron sometiéndose a algún tipo de procedimiento quirúrgico, con la intención de cambiar su sexo, son denominados también como transexuales.
Disforia:
Por último esta la disforia, una especie de identidad de género que se caracteriza por el disgusto hacia el sexo que se obtuvo durante el nacimiento. Aquellas personas que poseen esta identidad, sufren de mucha ansiedad y angustia en el momento que su cuerpo adopta cada vez más un físico correspondiente a su sexo biológico. Esta faceta es sumamente severa cuando sucede en la adolescencia, ya que, es cuando los cambios físicos entre hombres y mujeres son cada vez más notables.
En el caso de las mujeres con disforia de identidad de género trataran de evitar de cualquier modo los cambios femeninos correspondientes a la pubertad, como podría ser; el ensanchamiento de las caderas o crecimiento de los senos. Por otro lado, los chicos con disforia no estarán a gusto con su nueva tonalidad de voz más gruesa y fuerte, además de querer quitarse permanentemente los vellos de su cuerpo.
El problema de la disforia es que, simplemente representa el desagrado por el género de nacimiento, por lo cual pueden crearse una multitud de variaciones dependiendo del individuo que lo padezca. Un ejemplo podría ser un hombre que simplemente detesta ser hombre, pero todavía quiere mantenerse como uno, además de seguir sintiendo atracción por las chicas. Por otro lado, también cabe la posibilidad que, desea volverse transgénero para parecer más diferente a su sexo original.
Personalidad
La personalidad de una persona se encuentra relacionada con los factores que determinan la identidad de una persona. En el caso de los adolescentes, podríamos decir que sigue una estructura parecida a la de una construcción social, ya que dependiendo de los allegados al adolescente y como la personalidad afecta a las respuestas que generamos a diversas situaciones, terminamos creando el famoso “yo”, que es lo mismo que la identidad de una persona.
La importancia del grupo es la retroalimentación que puede conseguirse al interactuar con los demás, y en el caso de los jóvenes, estos terminan siendo influenciados de manera más sencilla, por lo cual los valores que designa lo que es coherente, correcto, moral y/o negativo tendrán como sugerencia continua los ideales de los demás. A pesar de ello, también existe la posibilidad que ocurra una influencia excesiva de los demás, lo cual reprime la personalidad del adolescente y evita el moldeamiento del “yo”.
Como la adolescencia es un complejo periodo de transición, la personalidad que poseemos en dicho momento no será igual a la que tendremos cuando seamos adultos. Esto ayuda en el hecho de que, poseemos otra posibilidad de moldear otra identidad siguiendo los pasos de una personalidad más madura. Resumiendo, la personalidad afectará de manera directa nuestra identidad pero, no hace falta preocuparse de más por ello ya que; posteriormente nuestra personalidad cambiara de cierto modo y con ella, también cambiará la visión de nuestra identidad.
Esperamos que el artículo sobre la identidad en la adolescencia haya sido de su agrado.