Parto inducido: ¿Qué es? duración, riesgos y mucho más

El parto es un momento sumamente importante, pues representa el final de un ciclo como lo es el embarazo y el inicio de la vida de un nuevo ser fuera del vientre de su madre, sin embargo, existen una variedad de formas de hacerlo, algunas naturales, otras con intervención médica, en este artículo hablaremos específicamente del parto inducido, como se hace y para que algunas madres lo necesitan.

¿Qué es el parto inducido?

El parto inducido se refiere a una serie de técnicas que se llevan a cabo con el fin de producir en el útero materno las contracciones necesarias para el nacimiento del bebé de forma artificial, esto con la finalidad de generar el inicio del parto en un momento determinado el cual sea apropiado tanto para el bebé como para la mamá.

Uno de los elementos utilizados para predecir si es necesario o no inducir el parto de una mujer es el chequeo previo que se le hace al cuello uterino de la madre para observar sus características, de esta manera se decide si se llevara a cabo o no el parto inducido.

La inducción al parto se realiza cuando es necesario que las contracciones inicien antes del tiempo considerado natural, ya que la madre o el feto así lo requieren, es decir, en el caso de que la estadía del bebé dentro del útero represente un peligro para cualquiera de los dos, además esta es una práctica que se debe aplicar solo bajo la indicación médica pues es muy poco común que la madre lo solicite así y se le sea otorgada su petición.

Existen dos formas de realizar un parto inducido, el primero sería por medio de una sonda llamada sonda Foley la cual ayudara a provocar la dilatación, y la segunda es con la utilización de un fármaco que posee ciertas sustancias específicas como por ejemplo las prostaglandinas las cuales ayudan a que el cuello uterino se flexibilice más, esto es aplicado posterior a la oxitocina, sustancia que estimula la producción de contracciones.

El tiempo adecuado para realizar el parto inducido no es especifico, pues todo depende del motivo, sin embargo, es importante esperar al menos la semana número 37, esto es porque en este punto se puede considerar que el feto ya alcanzo la madurez suficiente para sobrevivir fuera del útero, aunque existen excepciones en las que se debe hacer un parto inducido de forma prematura.

¿Cuándo se aplica?

Existen por lo general tres determinantes dentro de los que entran las situaciones que ameriten una inducción del parto, estos son:

Indicio materno

En el caso de las madres durante el embarazo se puede sufrir una descompensación causada por el padecimiento de ciertas enfermedades que impidan que el alumbramiento se realice por otros métodos como las cesáreas, así como tampoco se hace posible esperar a que las contracciones lleguen de forma natural.

Por ejemplo, cuando la madre sufre de diabetes, es decir, exceso de glucosa en la sangre, o hipertensión o presión arterial elevada. En estos casos se espera a que el feto este en su tiempo de maduración y se le practica una inducción al parto.

Indicio fetal

Por otra parte, también existen los casos en los que existe un peligro con respecto al feto pues no es conveniente para su salud y bienestar mantenerse en el útero de su madre.

Algunos ejemplos en los que esto puede suceder son si existe un rompimiento prematuro de la bolsa, esto tiene como resultado una disminución del líquido amniótico y una vez que se presenta el caso, es importante no permitir que la madre pase mucho tiempo sin contracciones o que el tiempo entre el rompimiento de bolsa y el parto no sea demasiado extenso pues también se pueden dar gracias a esto ciertas infecciones que afectan áreas que incluyen el útero y el canal vaginal.

Otros indicios

En algunas ocasiones los problemas no implican factores provenientes de la madre en sí, ni del feto, sino que se trata de otros casos que ameriten acelerar el proceso de alumbramiento, un ejemplo claro de esto es una insuficiencia en la placenta de la madre lo cual no permita que el feto reciba los nutrientes adecuadamente, en estos casos la mejor decisión es inducir el parto para que el feto se pueda alimentar fuera del cuerpo de su madre.

Otro caso que puede ameritar el parto inducido puede ser cuando se extiende demasiado el tiempo de gestación, esto significa que el parto no se ha iniciado aun cuando la madre llega a la semana número 42 de embarazo lo cual representa un riesgo pues entre esta y la semana 44 existen un peligro alto de que el feto fallezca, en este tipo de casos la inducción al parto se realiza entre la semana 41 y la 42.

Duración y procedimiento

El tiempo que conlleva un parto inducido es realmente bastante variable, existen casos en los que el procedimiento es más rápido y en otros en los que se necesita extender el tiempo un poco más, todo esto depende de cuánto se extiendan los diferentes procesos y pasos o etapas que se realizan para inducir el parto.

Para iniciar el proceso de inducción primero es necesario que el cuerpo de la madre esté preparado para el momento del alumbramiento, lo primero que se necesita para lograrlo es tener la maduración cervical, es decir la preparación del cuello del útero el cual debe estar dilatado entre uno y tres centímetros.

Esto se logrará por medio de la administración de una sustancia conocida como prostaglandinas, dicho proceso contando el tiempo desde el inicio del procedimiento al momento en el que el cuello uterino esta madurado y preparado por completo puede comprender desde 12 hasta 24 horas más o menos.

Ahora bien, una vez que ya se ha preparado debidamente el cuerpo de la madre para lograr un parto exitoso se podrá iniciar el proceso de inducción, esto puede llevarse a cabo por medio de dos fases o pasos, con oxitocina y realizando una amniotomía.

El parto inducido se realiza empleando la oxitocina el proceso se basa en la aplicación de la misma por medio de una vía intravenosa con goteo y se deberá mantener un control tanto de la frecuencia cardíaca del bebé como de las contracciones que se produzcan en el útero.

Posterior a esto, el siguiente paso a seguir es la amniotomía, esto se trata de realizar una ruptura de la bolsa amniótica de manera manual lo cual ayudara en conjunto a la aplicación de oxitocina a estimular el proceso de dilatación, así como las contracciones.

Riesgos y contraindicaciones

Como cualquier procedimiento médico existen algunos riesgos o complicaciones que se pueden dar en la inducción del parto, por esto es recomendable que se haga solo cuando sea necesario, algunos riesgos pueden estar relacionados con los fármacos que se utilizan y otros dependiendo de la salud o condiciones de la madre y del feto.

Es muy poco común que los pacientes presentes respuestas negativas a los fármacos, sin embargo, esto puede depender también de la dosis que se use y las particularidades de salud de cada persona, por lo general el síntoma más preocupante es la alta temperatura, pues, esto puede tener dos motivos, puede ser una reacción a las sustancias usadas en el parto inducido o puede ser un síntoma de una infección.

Esto puede ser mucho más alarmante, pues, las infecciones siempre representaran peligro, por este motivo es importante mantener bajo observación a los pacientes para saber si existen otro tipo de sintomatología que indique la existencia de procesos infecciosos.

Existen riesgos como una infección en el útero provocada por bacterias provenientes del área genital las cuales llegan al interior uterino por ciertas prácticas que implica el parto inducido, dicha infección es conocida como endometritis puerperal, así mismo se pueden dar anormalidades en la forma o frecuencia de las contracciones, hemorragias e incluso desgarros uterinos

Además, existen riesgos que afectan directamente al bebé, como un agudo sufrimiento fetal lo cual implica modificaciones fisiológicas en el bebé durante el proceso de parto y otro riesgo para el feto sería un descenso en la oxigenación.

Además, existen ciertas contraindicaciones que pueden provocar la decisión de llevar a cabo una cesárea en vez de un parto inducido o previo a este proceso en caso de que la inducción no funcione y la madre no alcance la dilatación necesaria, algunos de estos motivos que puedan evitar la realización de este proceso son, por ejemplo, una desproporción de tamaño entre el espacio pélvico de la madre y el cráneo del bebé, si este es el caso no podrá nacer por medio de parto.

Por otra parte, si el cordón umbilical se encuentra atorado alrededor del cuello del feto, si el bebé presenta sufrimiento fetal, en caso de alguna malformación en el área genital de la madre, si existen infecciones como herpes, o algún carcinoma que afecte el área del cérvix también será contraindicada la inducción del parto.

Con la utilización de la oxitocina

Como ya sabemos el parto inducido es una práctica necesaria en algunos casos y para realizarla se emplea la aplicación de la oxitocina, esta es una sustancia o droga con una elevada concentración la cual provoca un aumento en la intensidad y la frecuencia de las contracciones, además de apresurar la dilatación de las mujeres en trabajo de parto.

Cuando se utiliza esta sustancia es importante mantener vigilado constantemente la frecuencia de los latidos cardíacos del feto, esto se hace con el fin de determinar instantáneamente si existen consecuencias perjudiciales para el feto ocasionadas por las contracciones.

No es recomendable la utilización de oxitocina como una rutina en todos los partos si estos no son inducidos, sin embargo, existen ocasiones en las que esta se usa en partos naturales debido a que una vez que se aplica la peridural, lo cual es una anestesia, esta provoca una decadencia del funcionamiento del útero.

Sin embargo, esto no es necesario en la mayoría de los casos, de hecho, solo el 10% de las mujeres que pasan por el proceso de parto natural necesitan la administración de oxitocina, esto se debe a que las mujeres en proceso de parto naturalmente producen una cantidad de oxitocina lo cual cumple con la función.

En caso de la inducción del parto, se utiliza sola o en conjunto con otros fármacos, además, también se aplica después de haber realizado la ruptura artificial de la membrana que forma el saco amniótico.

Sin la utilización de la anestesia epidural

También conocida como peridural, es una anestesia que se administra de forma local en un área que se encuentra en el exterior de la meninge superficial en la cual se encuentra envuelta la médula, esto se le llama duramadre, en esta área existe grasa peridural, tejido conjuntivo laxo y ramificaciones venosas internas de las vértebras.

La anestesia epidural bloquea todas las terminaciones nerviosas que se encuentran en la médula espinal, esto se resume en una respuesta de anestesia en la zona específica del cuerpo en el que se encuentren los nervios que fueron invadidos por la inyección aplicada.

Esta anestesia posee la función de aliviar cada una de las sensaciones que provoquen dolor en el proceso del parto, ayudando también a disminuir la ansiedad que afecta a la mujer, de igual forma ayuda a llevar a cabo el uso de ciertos instrumentos como la ventosa o los fórceps sin que sea necesaria la aplicación de cualquier otra anestesia.

La técnica que se utiliza para aplicar la anestesia epidural es sentar al paciente o colocarlo en decúbito lateral palpando el área encontrada en la vértebra entre las dos apófisis, la punción realizada dependerá del lugar en el que se va a aplicar la anestesia, en el caso de los partos, naturales o inducidos la punción se realiza en el área lumbar entre los espacios de dos vértebras lumbares.

Cuando se realizan partos inducidos y se utiliza la oxitocina la concentración de la misma es mayor y esto provoca dolores un poco más fuertes de los que produciría la oxitocina segregada por el propio cuerpo.

En estos casos muchas mujeres solicitan la epidural, pero esto es en parte contraproducente en algunos casos, pues, dicha anestesia frena el parto en cierto grado lo cual hace que sea necesario aplicar una dosis mayor de oxitocina y esto implica un círculo repetitivo lo cual puede resultar peligroso para ambos, tanto el feto como la mujer pues se puede dar un sufrimiento fetal debido a que las contracciones artificiales son más intensas de lo que el corazón del bebé puede soportar.

Existen también algunas mujeres que por consejos de su familia e incluso dependiendo de su estilo de crianza prefieren no contar con la utilización de esta anestesia pues creen que si se las aplican no podrán vivir la experiencia completa de un parto.

Parto inducido en un segundo embarazo

Es importante destacar que no todos los embarazos son iguales, si decides tener más de un hijo y formar una familia extensa debes saber que las medidas que se tomaron para manejar uno no son los mismos que serán necesarios en los otros y las formas en las que se dio el primer parto no será igual uno con otro.

Puede existir la posibilidad de que tu primer parto se diera por medio de inducción y en el segundo tengas los términos necesarios para esperar que lleguen tus contracciones de manera natural o puede ser que necesites de una cesaría.

Por otra parte, existe la posibilidad de que el primer parto no presentara factores que impliquen la necesidad de haberlo inducido, pero en el segundo se presenten problemas como un embarazo que se considere postérmino, es decir que al alcanzar las 42 semanas aún no se presentan las contracciones de forma natural.

O el caso en el que se dé un retraso en el crecimiento del bebé dentro del útero, una finalización prematura del embarazo, en caso de que se dé un descontrol a nivel de la presión arterial provocando hipertensión, entre otros casos que ameriten un parto inducido.

Existen también algunas diferencias que por lo general son comunes entre el primer y el segundo embarazo, por ejemplo, existe el riesgo de sufrir diabetes gestacional por el hecho de tener mayor edad, así mimo se puede desarrollar preeclampsia, esto puede ser otro motivo por lo cual sea necesario que el segundo parto sea inducido.

¿Un parto inducido es más doloroso?

Es común pensar que en parto inducido implica más dolor, más aún si se decide no utilizar peridural en dicho proceso, sin embargo, cada mujer es diferente y todos los partos tienen ciertas características distintas, esto incluso aplica en caso de los partos inducidos.

Por lo general las personas sienten que este proceso es más largo que un parto normal, pues, muchas madres comienzan a contar el tiempo desde que se inicia el proceso de preparación y maduración del cuello uterino, en caso de ser necesario, esto puede llegar a extenderse de 12 a 24 horas, pero no podría considerarse este proceso como parte del parto porque en este punto aun no inicia.

Por otra parte, se pueden producir ciertas contracciones que resulten dolorosas durante el periodo de maduración del cuello uterino, pero, aunque esto sea así no se podrá aplicar la anestesia peridural si la dilatación del cuello no es la adecuada y no ha alcanzado los 3 centímetros.

Este tiempo hasta que la dilatación puede ser el que resulte más doloroso para la mujer y al igual que en los partos normales existe un tiempo de espera de dilatación para posteriormente poder dar uso a la peridural, la diferencia es que en el parto normal la dilatación debe ser de 5 centímetros.

Aceleración del parto

Existe una técnica utilizada tanto en partos naturales como en el parto inducido si es necesario, pues, si existe el caso de que el trabajo de parto ya se ha iniciado natural o artificialmente, pero las contracciones por alguna razón se han empezado a presentar de forma lenta o incluso han desaparecido se deberá acelerar el parto para que pueda continuar el proceso de parto.

Esto se aplicará en diferentes casos como por ejemplo cuando el parto ya se ha iniciado de manera activa, pero existe una debilitación o una irregularidad de las contracciones. De igual forma puede aplicarse cuando el saco amniótico no se ha roto, en este caso se induce y se acelera el parto rompiendo de forma mecánica dicha bolsa y en caso de que esto no funcione para que el parto se acelere entonces aplicaran una dosis de oxitocina para provocar la contracción del útero.

Otro caso de aceleración de parto se aplica cuando ya se pasó la fase de activación del parto y rompimiento del saco amniótico, sin embargo, no existen contracciones, en este caso se aplica de nuevo los métodos de parto inducido que sería la oxitocina con el fin de provocar las contracciones ausentes.

En última instancia si ninguna de estas técnicas funciona para que el parto continúe normalmente y ni la inducción ni la aceleración han podido hacer que la mujer dé a luz de manera natural entonces se tomara la cesárea como opción.

Parto inducido en primerizas

Cuando se trata de la inducción al parto de primerizas sin necesidad médica puntual, existe una controversia y una diferencia de opiniones, como en muchos otros temas referentes a el tema de las embarazas, como lo es los cuidados durante esta etapa, la sexualidad en el embarazo, las cesáreas, entre otros.

Pues, algunos doctores destacan el peligro que puede implicar una inducción del parto solo por la elección, bien sea de la madre o del médico solo por conveniencia de alguno de los dos bien sea debido a un viaje, programado o cualquier otro motivo puede provocar consecuencias negativas tanto para el bebé como para la madre.

Además, algunos estudios han demostrado que esta práctica puede provocar en las madres primerizas una alta probabilidad de llevar a cabo una cesárea, así como también puede llegar a ocasionar hemorragias en la madre. Sin embargo, por otra parte, existen ciertos médicos que opinan que la inducción del parto en embarazadas primerizas que posean una buena salud sin complicaciones puede ser beneficioso para evitar las cesáreas si se practica la inducción en la semana 39.

Destacando que los bebés no sufren ningún problema en cuanto a su salud, usualmente se cree que la intervención de la cesárea resulta segura para ambos, pero esto lleva consigo una cirugía que puede significar un riesgo de sufrir complicaciones durante y después del mismo, así como una recuperación más extensa para la madre.

Se ha demostrado en ciertos estudios que a las 39 semanas el feto aún no termina su desarrollo en ciertos órganos como el cerebro y los pulmones, debido a esto si se induce el parto en este momento sin que sea estrictamente necesario puede significar poner en peligro la vida del bebé o provocar complicaciones en el funcionamiento de dichos órganos.

Sin embargo, existe una cantidad elevada de casos en los que la inducción se da de esta manera, una semana antes de lo que se suele considerar lo debido que serían 40 semanas, sin embargo, es siempre importante considerar si realmente es conveniente o no para las madres primerizas realizar una inducción, si no es estrictamente necesario, pues, se debe evaluar que la práctica no traiga más complicaciones que beneficios tanto para la madre como para el bebé.

Después de una cesárea

Existe una gran cantidad de ventajas cuando se trata de los partos vaginales después de haber tenido previamente una cesárea, sin embargo, dentro de esto no se incluye la inducción del parto, existen casos en los que se dan situaciones que ameritan que se realice un parto inducido, sin embargo, las probabilidades de que se den complicaciones en la madre son algo elevadas.

El parto natural implica una recuperación más rápida, además, si se planea tener más hijos, el tener un parto vaginal ayuda a evitar una segunda cicatriz dentro de tu útero.

Existe una probabilidad muy alta de que el parto natural sea exitoso aún si anteriormente ha sido necesario practicarle una cesárea a la madre, teniendo un éxito del 80% entre todos los nacimientos que se dan por parto vaginal, pero cuando este ha sido el caso, no se recomienda forzar las contracciones del útero con el uso de oxitocina así como tampoco se recomienda el uso de la anestesia epidural, pues, la forma en la que el parto va evolucionando debe ser respetada.

La única forma en la que se debe considerar hacer una inducción en un parto posterior a una cesárea será si se presentan situaciones estrictamente delicadas como por ejemplo el caso de que el bebé llegue a la semana 42 de gestación y aun la madre no presente indicios de que comenzara el trabajo de parto.

Es importante aclarar que existe un miedo común entre las mujeres que ya han sido intervenidas con cesárea, y es que exista un rompimiento del útero durante el parto inducido, esto no es común que pase a pesar de que el útero se trata básicamente de un musculo que puede romperse incluso si no se ha pasado por una cesárea antes.

Sin embargo, las probabilidades de que esto suceda son realmente muy bajas y dependerán del estilo de vida y la alimentación que lleve la mujer durante su embarazo, pues si practica ejercicios y lleva una vida saludable el musculo de oxigenara y disminuirá el riesgo de que esto suceda.

Parto inducido por diabetes gestacional

La diabetes gestacional se trata de una enfermedad pasajera que afecta a las mujeres en estado de embarazo y provoca un ligero aumento de la cantidad de azúcar o glucosa que se encuentra en la sangre, lo cual se conoce también como hiperglucemia, esta enfermedad no es de por vida como lo es la diabetes del tipo I y II pues por lo general al finalizar el embarazo la misma desaparece, y no es una condición que deba afectar a los embarazos que puedan presentarse posteriormente.

Esto suele ocurrir porque las hormonas que se encargan de usar, regular y dar respuestas a la insulina se disminuyen en cantidad durante el embarazo.  Si este es el caso es importante regular los valores de la glucosa que se encuentran en la sangre.

Además, es posible que se necesite inducir el parto, pues, en muchas ocasiones esta elevación de glucosa en sangre afecta al feto aumentando los riesgos mientras a avanzando el tiempo gestacional, por este motivo se suele aplicar un parto inducido en las mujeres que padecen dicha enfermedad una vez que el feto está totalmente desarrollado y listo para sobrevivir fuera del útero de su madre.

Debido a un bebé de gran tamaño

El tamaño considerado promedio en un bebé finalizando su gestación o al nacer es de 7 libras aproximadamente, si este peso es mayor a 9 libras entonces se considerará un feto grande, lo cual implica un tamaño del cuerpo y del cráneo más grande del promedio.

Esto suele suceder solo entre el 5% y el 10% de los casos en total, y se puede ocasionar por diferentes motivos bien sea genéticos o factores que influyeron durante el embarazo por ejemplo la diabetes gestacional, las características de la familia en cuanto a la parte genética, el grupo étnico al que pertenezcan los padres, obesidad en la madre o en el feto, una caso de parto postérmino y hasta el sexo del feto puede influenciar pues es usual que los niños tengan un tamaño mayor a las niñas.

Además, es posible que se repita si tu primer hijo fue de tamaño, es considerable que los demás sean iguales en cuanto a su peso y tamaño, en este tipo de casos existen muchos riesgos como por ejemplo un desgarro en el periné de la madre, hemorragias o rupturas del coxis, además el bebé también puede sufrir problemas como una dislocación en el hombro del bebé ocasionada por que dicha parte del cuerpo del feto se atora en el hueso púbico de la madre.

Es común que en estos casos se practiquen cesáreas, sin embargo, algunos doctores prefieren practicar un parto inducido antes de que el bebé llegue a las 42 semanas y así llegue a su peso máximo, por lo general la inducción no se recomienda antes de cumplir la semana 39 pero en estos casos se suele practicar durante las semanas 37 o 38 para evitar todas estas complicaciones antes mencionadas.

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